En mi primer año de psicología me presentaron un experimento en niños con mala conducta.
Voy a intentar resumirlo todo lo posible para que te quede la chicha y disfrutes de este paseo psicológico 👩🏫
El experimento consistía en varios padres con dificultades para educar a sus hijos que recibían unas pautas de educación y relación con los niños a la vez que permitían la instalación de cámaras en sus casas.
El experimento/documental se centró en los padres que peores resultados obtuvieron, (a los psicólogos nos encanta el salseo, por si quedaba alguna duda) mientras que otros padres conseguían unos excelentes resultados con sus hijos e hijas, estos padres declaraban no solo que no avanzaban, si no que sentían rabia, que no querían estar con el niño y que sin mano dura no iban a conseguir nada.
¿Qué vieron los investigadores en las cámaras? La verdad que el resultado fue lapidario:
- El niño no recibía afecto.
- Sus padres se relacionaban con él a través de gritos, amenazas…
- No había escucha.
- No había coherencia en los límites ni en las órdenes.
- Los padres no se pusieron en el lugar del niño ni atendieron sus necesidades emocionales.
- Por supuesto no fueron constantes con las pautas que les dieron los investigadores.
Imagínate, un niño de 6 años con dos padres que no solo es que no le traten bien, es que le tratan fatal.
El diagnóstico fue que el niño tenía un comportamiento violento e inadecuado debido a la falta de atención y cariño.
“Si hombre, va a hacer el niño putadas a la profe porque sus padres no le hacen caso, el niño es malo y punto”.
Más padres y madres de los que te imaginas
Este resultado te sonará familiar:
El niño tenía una necesidad de amor TAN fuerte, que prefería que le trataran mal a que le ignoraran. De esta manera, reafirmaba que, al menos, sus figuras de protección le tenían presente y no estaba solito.
El experimento no acabó bien. Los padres eligieron el camino fácil: Continuar tratando al niño de una manera cada vez más dura, hasta que, a la fuerza, el niño se rompiera y perdiera toda esperanza de recibir lo que necesitaba.
A pesar de la insistencia de los investigadores en reintentar realizar el programa.
Aquí suele haber un debate que, personalmente, me lleva a los demonios:
A. Es que la vida ya es bastante dura, como para encima tener que tener paciencia con un niño que te quiere hacer la vida imposible.
B. Vaya padres más inútiles, victimistas e irresponsables, ese niño no tiene la culpa de que tú no sepas ser padre, debería darte vergüenza.
Soy del grupo B.
Y si tú estás en el grupo A y te has dado cuenta de que quieres ser del B, mejorar la relación con tus hijos y vivir la experiencia de tener una familia feliz, que te quiere y de la que sentirte orgulloso y no avergonzado, esta escuela es para ti: